Hemos visto muchas veces en documentales como poco después del parto, el recién nacido es capaz de andar o trepar, ocurre en la inmensa mayoría de especies de mamífero. En el caso de nuestros primos hermanos, las diferentes especies de primates, los recién nacidos son capaces de trepar y sujetarse a la madre. ¿Te has parado a pensar porqué no ocurre lo mismo con los bebes humanos?.
La respuesta está en la evolución, principalmente en el caracter que nos diferencia del resto, la locomoción. Andar erguidos sobre nuestras piernas (bipedestación) fue una buena solución biológica cuando nuestros antecesores se bajaron de los árboles y salieron del bosque, necesitaron otra forma de locomoción con la que moverse mas rápidamente y de forma segura.
La bipedestación no solo les permitió poder mirar mas tiempo desde más alto, aumentando la seguridad del grupo, sino que se convirtió en una forma de locomoción muy eficaz desde el punto de vista energético.
Pero la evolución tuvo un precio, para poder andar la cadera sufrió modificaciones, debido a que nuestros fémures se tenían que juntar, lo que redujo el canal del parto.
El volumen craneal necesario para que el recién nacido humano pudiese tener las mismas habilidades que el resto de los primates al nacer es incompatible con el nuevo tamaño del canal del parto. Además este canal no está formado por un tubo recto, por lo que el parto se complica.
El ser humano nace inmaduro y por tanto desvalidos. Esta indefensión se ha visto solucionada por un cambio en los hábitos y un cambio cultural en nuestros antepasados, que ha hecho que el grupo les proteja.
Si queréis saber más sobre como la evolución ha modificado el nacimiento de nuestros bebes, podéis leer el libro del paleontólogo Juan Luis Arsuaga "El viaje de nuestra vida"
Gracias por leer!